El movimiento estudiantil de 1968 fue un movimiento social
en el que además de estudiantes de la UNAM, IPN, y diversas universidades,
participaron profesores, intelectuales, amas de casa, obreros y profesionistas
en la Ciudad de México y que fue reprimido el 2 de octubre de 1968 por el
gobierno de México en la matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco
y finalmente disuelto en diciembre de ese año. El hecho fue cometido por el
grupo paramilitar denominado Batallón Olimpia, la DFS y el Ejército Mexicano,
en contra de una manifestación convocada por el Consejo Nacional de Huelga,
órgano directriz del movimiento. De acuerdo con lo dicho por sí mismo en 1969 y
por Luis Echeverría Álvarez, el responsable de la matanza fue Gustavo Díaz
Ordaz.
La tarde del 2 de octubre de 1968, dos días después de la
salida del ejército del campus de la UNAM miles de personas se reunieron en la
Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.
Mientras tanto, el ejército vigilaba, como en todas las
manifestaciones anteriores, que no hubiera disturbios, principalmente porque el
gobierno tenía temor de que fuera asaltada la Torre de la Secretaría de
Relaciones Exteriores. Asimismo, contaban con el apoyo de dos helicópteros: uno
de la policía y otro del ejército.
Por su parte, miembros del Batallón Olimpia, cuyos
integrantes iban vestidos de civiles con un pañuelo o guante blanco en la mano
izquierda, se infiltraban en la manifestación hasta llegar al tercer piso del
edificio Chihuahua donde se encontraban los oradores del movimiento y varios
periodistas.
Cerca de las 5:55 de la tarde, dos bengalas rojas fueron
disparadas desde la torre de Tlatelolco. A las 6:10, sobrevoló la plaza un
helicóptero del cual dispararon bengalas, la primera verde y la segunda roja,
presumiblemente, como señal para que los francotiradores del Batallón Olimpia
apostados en los edificios Chihuahua, 2 de Abril, 15 de Septiembre,
I.S.S.S.T.E. 11, Revolución de 1910 y la Iglesia de Santiago, así como varios
miembros del Batallón Olimpia parapetados en los departamentos del Chihuahua y
en el corredor del tercer piso, abrieran fuego en contra de los manifestantes y
militares que resguardaban el lugar, para hacerles creer a estos últimos que
los estudiantes eran los agresores. Los militares, en su intento de defenderse,
repelieron «la agresión de los estudiantes», pero ante la confusión, los
disparos no fueron dirigidos contra sus agresores, sino hacia la multitud de
manifestantes que se encontraban en la plaza de Tlatelolco.
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